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Iglesia, ermita de San Pantaleón de Arcera
Las campanas de San Pantaleón en Toledo están, tolón, tolón,
las campanas de San Pantaleón en Toledo están, talán tan tan.
de “DICCIONARIO DE CANTABRIA. Geográfico-Histórico-Artístico Estadístico y Turístico». Pedro ARCE DÍEZ. Ediciones de Librería ESTUDIO 2006
La espadaña se vino abajo en junio del año 1978
«Aún se conservan las ruinas de la vieja ermita románica de San Pantaleón, muchos de cuyos restos fueron aprovechados para las tapias de este lugar de Arcera; edificada a finales del XII o principios del XIII, tenía doble arcadura de troneras de arco apuntado con guardapolvos de baquetón y una puerta de arco apuntado con arquivoltas en el hastial sobre el que también existió una espadaña.
Bajo los cimientos de estas ruinas aún afloran las tumbas de lajas de un enterramiento altomedieval (siglos VII al XII),
que fueron excavadas en 1986 por Carlos Lamalfa, con tres niveles de enterramiento y donde han aparecido un conjunto de estelas funerarias altomedievales, que se encuentran en el Museo Regional de Prehistoria y Arqueología de Cantabria; una de ellas posee una serie de grabados en forma de laberinto.»
Estela nº 6
LA MACHAMBRA. Juegos de infancia en Arcera
Revista Arcera y sus vecinos nº 6 verano 2002
LA MACHAMBRA
En este solo hacía falta habilidad y puntería, que eran primordiales en el lanzamiento de “La Machambra”, de ahí la denominación del juego. Consistía en una suela de goma recortada en forma redonda u oval, cada uno tenía la suya y se esmeraban en elaborarla pues el éxito en el juego también dependía de la calidad de la misma.
También hacía falta unas chapas que simulaban a las monedas de entonces. Para obtener estas sencillas chapas simplemente tenían que recortarlas y darlas forma, de las latas de hojalata que se encontraban por ahí.
Lo primero que se hacía era dibujar un círculo en el suelo en el que se depositaban una determinada cantidad de chapas en función de lo que se quedara, o del número de jugadores. También se marcaba una distancia de unos tres metros aproximadamente, alejada del círculo, para ello se trazaba una raya.
El orden de participación era muy importante, pues los primeros contaban con la posibilidad de tener más chapas en el círculo. De manera que había que ganarse el orden, simplemente tirando la Machambra desde la raya, y dejándola lo más cerca posible de la linea que configuraba el círculo, en este caso lo mismo daba que entraría o no al círculo.
El niño que más hubiese atinado era el primero en lanzar su Machambra, tratando de sacar las chapas del espacio marcado sin que su machambra quedase en su interior. Esta operación se realizaba encima del circulo sin entrar en él, la mejor táctica era tirarla fuerte, algo en horizontal y sobre las chapas, de manera que saltase alguna chapa fuera. Si el niño sacaba alguna chapa, seguía con otro nuevo lanzamiento hasta que fracasaría en su intento. El segundo jugador tomaba los restantes y repetía la operación. Y a sí continuaba el juego hasta que se acababan las chapas.
Los mozos algo mayorcitos jugaban a “La Machambra” con monedas que depositaban en un agujero de una losa del pórtico de la Iglesia, que aún podemos comprobar. También apostaban dinero trazando simplemente una raya, y a ver quien la dejaba más cerca.
A LOS GALLOS. Juegos de infancia
A la izda. «Gallos», a la dcha. «Pollas»
Los ” Gallos” son unos fósiles con forma de molusco marino. En Arcera para hacerse con ellos, lo mejor es dirigirse a “San Pantaleón”, y desde allí hasta la “Cruz”, posiblemente encontremos el número suficiente para jugar.
Para jugar suelen emplearse cinco gallos, se comienza echando cuatro de ellos al suelo y con el que te ha quedado en la mano se inicia el juego lanzándole al aire; ahora se tiene que actuar con gran rapidez, pues debe de darte tiempo a coger uno de los gallos del suelo y con esa mano recoger el que habías lanzado antes de que caiga.
Si lo has conseguido se pasa el gallo que se cogió a la mano libre, se vuelve a lanzar el mismo fósil y se recoge otro fósil del suelo; de este modo se debe seguir jugando hasta que se logra recogerlos todos, para poder pasar así a otra fase del juego.
Cuando se falla, es decir cuando se cae un gallo, o no se llega a coger a tiempo el que se ha lanzado, o mueves un gallo distinto al que se ha de coger, pierdes tu turno y cuando te vuelva a tocar, tendrá que comenzar de nuevo desde el principio.
A continuación se juega la segunda parte, la única diferencia con lo jugado anteriormente consiste en que se deben coger los gallos del suelo de dos en dos; después la tercera parte, en el que se cogen primero tres gallos de golpe y luego la que queda suelta; por último viene la recogida de los cuatro gallos a la vez, de esta manera se supera el juego y pasa su turno a otro compañero.
(Como el juego de las tabas, pero a falta de tabas se utilizan los gallos).
EL RAPOSU
El RAPOSU
De Arcera y sus vecinos, nº3, verano 1999
Personaje de cuentos y fábulas, omnipresente en la cultura popular, admirado por su astucia, fruto de la agudeza de sus sentidos, especialmente del olfato.
Hocico estrecho, patas cortas, orejas largas y apuntadas y cola larga y poblada, generalmente blanca en su extremo. Su pelaje varía de pardo a rojizo.
De comportamiento nocturno, si está en un lugar tranquilo se deja ver durante el día.
En primavera es más territorial. Marca su territorio con glándulas de secreción externas situadas en diversos lugares de su piel para reconocerse entre sí.
Tiene una gestación de 52 días. Y tiene cuatro o cinco zorrillos en una madriguera. Al año ya alcanza la madurez sexual y desde finales del verano los jóvenes han de buscarse un nuevo territorio.
La dureza del invierno, falta de alimento o alguna enfermedad hará que no todas las crías sobrevivan. Debido a que no hay vertederos cercanos podemos decir que se alimenta de lo que él mismo caza (ratones, insectos, bayas, etc.), aunque se le vea cerca de las casas, como ya no hay gallinas, se atreve incluso a acercarse a los corrales a ver si cae algo.
El zorro que come macarrones
No está amenazado debido a su gran capacidad de adaptación, sin embargo sus mayores problemas son, por un lado el hombre (caza, cepos, venenos, lazos), las enfermedades (sarna, moquillo) y la modificación del hábitat (atropellos).
Cómo se hace una escoba de brezo
Cómo se hace una escoba de brezo
De Arcera y sus vecinos, nº7, año 2003
En nuestro monte es muy abundante la presencia del brezo, todos conocemos esta mata de flor, de la cual las abejas sacan buen provecho para la elaboración de la rica miel.
En la actualidad el brezal se ha regenerado bastante bien en Arcera y cubre gran parte del monte y fincas abandonadas ya que no se recoge como antaño, aunque la plantación del pino silvestre le ha restado gran parte de su superficie potencial.
La breza de flor, como la llaman por aquí, es la que suministraba la materia prima para confeccionar la popular escoba de brezo. En todas las casas de Arcera ha vivido un especialista en hacer escobas. La colaboración de Vidal, un experto en este quehacer, ha sido decisiva para la recuperación de esta tarea.
Elección de las matas
Cuando se iba con el ganado a Carralcorro, al Returo, La Lamosa o Rupayo, se aprovechaba para coger las mejores matas rastreras, cuanto más largas mejor, y cuando todavía estaban en flor, allá por agosto.
Una vez el brezo en casa, se debía extender y dejar secando al sol al menos durante dos días, para que estuviese en condiciones óptimas para su montaje.
Antes de empezar había que sacudir las ramillas contra una piedra para que perdiese algo de rigidez y además cayese la flor seca, hasta quedar totalmente limpias y así facilitar al máximo el trabajo.
Montaje
En primer lugar, para montar las escobas, había que seleccionar y colocar ordenadamente los brazados de no menos de 80 centímetros de largura. El grosor iba en función de la utilidad que se le daría. De vez en cuando se le daba unos golpes para emparejarlo.
Además de las manos como principal herramienta nos tenemos que ayudar también de alambre con el fin de sujetar los brazados en su parte superior (15cms). El método más fácil para su atado es el de ayudarse a través de un trozo de alambre, para así, conseguir su tensado. Como alternativa, a falta de alambre, antiguamente los pastores, Nato o Vitoriano, utilizaban la zarza, sacaban tiras, pero era un proceso muy complejo; las tiras de varas de avellano verde también han llegado a utilizarse.
Colocación del mango
El proceso se completa con la colocación del mango que es el soporte de la escoba. El material del que se suele fabricar es de madera de avellano, procurando no pillar ningún nudo, para así facilitar su pulido.
Su longitud es variable y cada uno lo adaptaba a sus necesidades, de manera que se pudiese trabajar con la escoba sin tener que adoptar una postura incómoda.
Una parte del mango había que hacerla punta e incrustarla definitivamente a base de golpes contra el suelo o una piedra.
Finalmente, para asegurarse de la firmeza del mango, la escoba se pisaba y se estiraba de él. Una vez hecha esta comprobación se procedía a recortar las ramas por igual con el hacha, y ya estaba lista para su utilización.
Utilidades
La escoba de brezo era un utensilio de lo más práctico, además de resistente poseía una larga duración. Eran suficientes cinco o seis para todo el año, uno de los usos principales era el de barrer las eras después de recoger la parba, asimismo para barrer las cuadras; ya por dentro de la casa se utilizaban escobas de otra clase más finas. Blas y Atanislao de Reocín de los Molinos, hacían muchísimas en invierno que luego vendían.
A pesar de la implantación de los plásticos en la vida cotidiana, el uso de esta escoba todavía sigue sobreviviendo para barrer el corral, e incluso el césped menudo del jardín.
AL RIGURUMENTO. Juegos de la infancia
Al Rigurumento
En Juegos de infancia IV, Arcera y sus vecinos nº 7 año 2003
Este es otro juego de esos, que al igual que el Chorro-Morro uno tenía que agacharse y hacer el burro, pero con las reglas mucho más sencillas aunque se requería también de algo de fuerza para su desarrollo. Como siempre, de entre todos los chavales participantes, lo primero que se hacía era sortear quién iba a adoptar la postura de burro, y el orden de los saltadores que ya no era tan importante.
El burro se colocaba agachado, normalmente con las manos agarrándose las rodillas, y con la cabeza bien baja para procurar que al saltar sobre él no la tocasen, cuando no tenía la cabeza bien inclinada el saltador debía advertirle gritándole “cabeza al pucheru”.
El juego consistía en pasar cada niño por encima del burro, y para ello se daba el salto apoyándose con las manos en la espalda y con las piernas bien separadas. Había que aguantar en el sitio a medida que procedían los saltadores simulando y recitando una canción.
A las estrofas se le ha buscado una rima al número de salto, y se observa principalmente la utilización de los Santos en su determinación.
Si se realizaba mal el salto, o se olvidaba o cantaba mal la letra de la canción, o se olvidaban de ejecutar cada una de las canciones o postura, el saltador perdía y pasaba directamente a ser burro.
Terminada la canción, el burro se estiraba, y vuelta a empezar, continuando de igual modo hasta que alguien perdiese.
La versión de la canción más generalizada es ésta:
-A la una, anda la mula
– a las dos, con coz ó el ruiseñor ó el reloj.
(Se le daba una coz con el tacón, en el culo del burro mientras se ejercitaba el salto)
– a las tres, San Andrés
– a las cuatro, San Ignacio
– a las cinco, San Francisco
– a las seis, merendéis
– a las siete, cachete
(Se apoyaban las manos al brincar, dando unas palmadas en la espalda del burro)
– a las ocho, bizcocho
– a las nueve, empina la bota y bebe
– a las diez, otra vez
(Se repetía el beber en bota)
– a las once llama el conde
(Con una mano se apoyaba y con la otra se le propinaba un golpe)
– a las doce responde.
LIRONES Y BRAGAS DE CUCU
LIRONES y BRAGAS DE CUCU
Las primeras flores, en Arcera y sus vecinos nº 5, verano 2001
Las «Bragas de cucu» y los «Lirones» son las flores que dan la primera alegría a nuestros prados, y por lo tanto las anunciadoras de la primavera.
BRAGAS DE CUCU
La «Braga de cucu» es una prímula, palabra procedente del latín que significa «primera». En Arcera podemos ver dos especies de prímulas silvestres, de las ocho que viven en España, en concreto la «Braga de cucu» es la «prímula veris». La podemos encontrar en el mes de Abril ya en gran abundancia por los prados de siega, aunque prefiere los matorrales, linderos de los prados y linderos del bosque.
Prímula veris: Sus flores amarillas tienen un intenso perfume,
cada flor tiene cinco pétalos y cinco manchas naranjas en su garganta.
La otra prímula es muy similar a la anterior, pero no es tan conocida, ya que su hábitat preferente ya es dentro del bosque y matorrales más sombríos. No tiene un nombre vulgar de referencia en el pueblo, pero fuera, la suelen llamar «Manguitos» y es la «Prímula elatior». Difiere de la anterior en que el color de sus flores es de un amarillo más débil y están débilmente perfumadas, además de que su floración es algo más temprana.
Prímula elatior
Destacar que estas prímulas tienen asegurada la polinización de sus flores, gracias a las abejas y abejorros, ya que florecen muy temprano antes incluso que los árboles saquen sus hojas arriesgándose a no ser polinizadas debido a la escasez de insectos en esta época del año.
LOS LIRONES
El «lirón» es un narciso, y su belleza se debe a su temprana floración. En Arcera podemos apreciar cuatro especies de narcisos.
El «Lirón» (Narcissus bulbocodium) es el narciso que florece en nuestros prados de siega, una vez que ya salimos del letargo invernal, y cuando la hierba comienza a despuntar. Esta planta es de pequeño porte y estrechas hojillas, las flores tienen la forma tan característica del embudo, con un color amarillo dorado.
Típico lirón de prado (Narcissus bulbocodium)
Otro narciso no tan visible como el anterior es el Narcissus triandrus, su hábitat preferente son los linderos del bosque y los bosquetes claros del pueblo. Su tamaño es parecido al del Lirón aunque no es tan abundante, su color amarillo es más claro y florece un poco más tarde, la flor es en forma de campanilla. Se distribuye en agrupaciones dispersas siendo fácil su localización. El bosquete de «San Pantaleón» hacia «San Marcos»(La Mata Encimera) es uno de sus lugares preferidos.
Narcissus triandrius
Para encontrar este otro narciso ya tenemos que adentrarnos en «La Cotorra«, es el llamado «Narciso Trombón» (Narcissus pseudonarcissus), su peculiar característica frente a los otros narcisos es su gran porte, muy similar al que cultivamos en nuestros jardines. Su porte entre 30 y 50 cm de altura y sus flores de gran tamaño y perfumadas, hace que se le considere como el rey de los narcisos. Solo le podremos encontrar en las zonas ya claras del bosque camino a La Aldea.
Narciso trombón en La Cotorra
Por último existe un narciso de dimensiones reducidas, el Narcissus odoratus, una de las especies vegetales únicas del entorno. A su color amarillo le acompaña un gran perfume pese a lo diminuto que es. Su lugar preferido son las zonas rocosas de “El Montezucu”.
Narcissus odoratus en El Montezucu