Archivo de la categoría: Revista Arcera y sus vecinos

Publicación anual de la asociación

LA MACHAMBRA. Juegos de infancia en Arcera

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Revista Arcera y sus vecinos nº 6 verano 2002

LA MACHAMBRA

En este solo hacía falta habilidad y puntería, que eran primordiales en el lanzamiento de “La Machambra”, de ahí la denominación del juego. Consistía en una suela de goma recortada en forma redonda u oval, cada uno tenía la suya  y se esmeraban en elaborarla pues el éxito en el juego también dependía de la calidad de la misma.

También hacía falta unas chapas que simulaban a las monedas de entonces. Para obtener estas sencillas chapas simplemente tenían que recortarlas y darlas forma, de las latas de hojalata que se encontraban por ahí.

Lo primero que se hacía era dibujar un círculo en el suelo en el que se depositaban una determinada cantidad de chapas en función de lo que se quedara, o del número de jugadores. También se marcaba una distancia de unos tres metros aproximadamente, alejada del círculo, para ello se trazaba una raya.

El orden de participación era muy importante, pues los primeros contaban con la posibilidad de tener más chapas en el círculo. De manera que había que ganarse el orden, simplemente tirando la Machambra desde la raya, y dejándola lo más cerca posible de la linea que configuraba el círculo, en este caso lo mismo daba que entraría o no al círculo.

El niño que más hubiese atinado era el primero en lanzar su  Machambra, tratando de sacar las chapas del espacio marcado sin que su machambra quedase en su interior. Esta operación se realizaba encima del circulo sin entrar en él, la mejor táctica era tirarla fuerte, algo en horizontal y sobre las chapas, de manera que saltase alguna chapa fuera. Si el niño sacaba alguna chapa, seguía con otro nuevo lanzamiento hasta que fracasaría en su intento. El segundo jugador tomaba los restantes y repetía la operación. Y a sí continuaba el juego hasta que se acababan las chapas.

Los mozos algo mayorcitos jugaban a “La Machambra” con monedas que depositaban en un agujero de una losa del pórtico de la Iglesia, que aún podemos comprobar. También apostaban dinero trazando simplemente una raya, y a ver quien la dejaba más cerca.

Palabras de plantas y animales de Arcera

ABEJARILLO: Colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros)

ANDRINA: fruto del andrino,endrino (Prunus espinosa).

ANDRINIEGA: (Prunus insititia), parecido al endrino de fruto más grande.

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ARCERO: Arce menor (Acer campestre), muy utilizado para hacer mangos de aperos.

ARCERÓN: Acedera con semillas (Rumex acetosa), de la cual se chupaba sólo el tallo por estar ya dura.

ARCERAS: Acedera tierna de la que se comían hasta las hojas por su amargor.

ARGUMA: espinos que se utilizaban para prender el fuego.

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ARNÓTIGA: lechuza (Tyto alba)

BEREZO: Brezo (Erica cinerea) cuya flor da el color oscuro a la miel de la zona.

BEREZO DE ESCOBAS: el utilizado para hacer escobas más largo y alto.

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BRAGAS DE CUCU: Primaveras (Primula veris)

CARABU: Cárabo.

CORVATO: cualquier especie de córvido negro, normalmente la corneja y el cuervo.

ESLIZÓN. Enánago. Si te pica un eslizón coge pala y azadón.

ESCALAMBROJO: Escaramujo, tapaculos o rosal silvestre (Rosa canina).

ENCINA: en Arcera se denomina así al quejigo (Quercus faginea).

JARRAS, JARRITAS: flores, toronjil silvestre.

GERBAL: Serbal de los cazadores (Sorbus aucuparia).

GERBAS: Frutos del serbal de los cazadores.

LIGATERNA: lagartija.

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LIRONES: Narciso (Narcisus bulbocodium) que normalmente crece en los prados.

MAELLO Manzano silvestre (Malus sylvestris).

MAJUETO: Majuelo, espino albar (Crataegus monogyna)

MARCIEGA: planta parecida a la manzanilla pero que tiene varias inflorescencias que salen de un mismo tallo.

MATA: Bosque de rebollas. La Mata Encimera. Matarredonda. La Mata.

MAYETA: Fresa silvestre (Fragaria vesca).

MOSTAJO: Serbal blanco (Sorbus aria).

OLMAS: Olmos grandes (Ulmus minor).

OlMIZOS, OLMIZAS: olmos pequeños, retoños de olmo.

PANIQUESA: comadreja.

RASPANILLAS: Grosellero silvestre.

RÁSPANOS: arándanos (Vaccinium myrtillus).

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RAPOSU: Zorro.

REBOLLA: roble rebollo (Quercus pyrenaica)

REBOLINGUERA. Lavandera tanto la blanca (Motacilla alba) como la cascadeña (Motacilla cinerea).

SETA DE CARDILLO: Senderuela (Marasmius oreades)

SETA DE GENTE: Perrechico,Seta de San Jorge (Calocybe gambosa).

TAPACULOS: escalambrojos, frutos del rosal silvestre.

TASUGO: Tejón.

TORDA: Mirlo común (Turdus merula).

VILANO: Milano o cualquier otra rapaz que se le parezca.

CUASIN QUE CUASIN QUE ME LO COMÍ TODO

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Cuasín que cuasín que me lo comí todo.

AL CALOR DE LA LUMBRE. JUEGOS DE INFANCIA.

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AL CALOR DE LA LUMBRE

Un invierno de hace quién sabe cuántos años dos niñas jugaban junto al fuego. Tienen un tizón con brasa cada una y junto a la lumbre se dan novio:

¡Allá va la mariquita al contentar!, dice la una.

¿Qué trae la mariquita al contentar?, responde la otra.

U.- Un chico rubio, ¿no sé si lo querrás?

O.- ¿No sé cuál me darás?

U.- Perico,…

Se decía el nombre de un mozo del pueblo, se empezaba por los más feos. Se escupitaba el tizón y si se apagaba tenías que quedarte con el novio dicho. Pasaban las horas repitiendo una y otra vez el mismo cantar, nombrando uno u otro mozo del pueblo. Al principio escupitabas flojo  para que no se apagase y según iban saliendo novios y no quedando ya feos y si además te gustaba el que nombraban, escupitabas todo de una vez por ver si se apagaba.

EL RAPOSU

El RAPOSU

De Arcera y sus vecinos, nº3, verano 1999

OJOS-RAPOSU

Personaje de cuentos y fábulas, omnipresente en la cultura popular, admirado por su astucia, fruto de la agudeza de  sus sentidos, especialmente del olfato.

Hocico estrecho, patas cortas, orejas largas y apuntadas y cola larga y poblada, generalmente blanca en su extremo. Su pelaje varía de pardo a rojizo.

De comportamiento nocturno, si está en un lugar tranquilo se deja ver durante el día.

En primavera es más territorial. Marca su territorio con glándulas de secreción externas situadas en diversos lugares de su piel para reconocerse entre sí.

RAPOSU-SENTADO

Tiene una gestación de 52 días. Y tiene cuatro o cinco zorrillos en una madriguera. Al año ya alcanza la madurez sexual y desde finales del verano los jóvenes han de buscarse un nuevo territorio.

La dureza del invierno, falta de alimento o alguna enfermedad hará que no todas las crías sobrevivan. Debido a que no hay vertederos cercanos podemos decir que se alimenta de lo que él mismo caza (ratones, insectos, bayas, etc.), aunque se le vea cerca de las casas, como ya no hay gallinas, se atreve incluso a acercarse a los corrales a ver si cae algo.

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El zorro que come macarrones

No está amenazado debido a su gran capacidad de adaptación, sin embargo sus mayores problemas son, por un lado el hombre (caza, cepos, venenos, lazos), las enfermedades (sarna, moquillo) y la modificación del hábitat (atropellos).

Cómo se hace una escoba de brezo

Cómo se hace una escoba de brezo

De Arcera y sus vecinos, nº7, año 2003

En nuestro monte es muy abundante la presencia del brezo, todos conocemos esta mata de flor, de la cual las abejas sacan buen provecho para la elaboración de la rica miel.

En la actualidad el brezal se ha regenerado bastante bien en Arcera y cubre gran parte del monte y fincas abandonadas ya que no se recoge como antaño, aunque la plantación del pino silvestre le ha restado gran parte de su superficie potencial.

La breza de flor, como la llaman por aquí, es la que suministraba la materia prima para confeccionar la popular escoba de brezo. En todas las casas de Arcera ha vivido un especialista en hacer escobas. La colaboración de Vidal, un experto en este quehacer, ha sido decisiva para la recuperación de esta tarea.

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Elección de las matas

Cuando se iba con el ganado a Carralcorro, al Returo, La Lamosa o Rupayo, se aprovechaba para coger las mejores matas rastreras, cuanto más largas mejor, y cuando todavía estaban en flor, allá por agosto.

Una vez el brezo en casa, se debía extender y dejar secando al sol al menos durante dos días, para que estuviese en condiciones óptimas para su montaje.

Antes de empezar había que sacudir las ramillas contra una piedra para que perdiese algo de rigidez y además cayese la flor seca, hasta quedar totalmente limpias y así facilitar al máximo el trabajo.

Montaje

En primer lugar, para montar las escobas, había que seleccionar y colocar ordenadamente los brazados de no menos de 80 centímetros de largura. El grosor iba en función de la utilidad que se le daría. De vez en cuando se le daba unos golpes para emparejarlo.

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Además de las manos como principal herramienta nos tenemos que ayudar también de alambre con el fin de sujetar los brazados en su parte superior (15cms). El método más fácil para su atado es el de ayudarse a través de un trozo de alambre, para así, conseguir su tensado. Como alternativa, a falta de alambre, antiguamente los pastores, Nato o Vitoriano, utilizaban la zarza, sacaban tiras, pero era un proceso muy complejo; las tiras de varas de avellano verde también han llegado a utilizarse.

Colocación del mango

El proceso se completa con la colocación del mango que es el soporte de la escoba. El material del que se suele fabricar es de madera de avellano, procurando no pillar ningún nudo, para así facilitar su pulido.

Su longitud es variable y cada uno lo adaptaba a sus necesidades, de manera que se pudiese trabajar con la escoba sin tener que adoptar una postura incómoda.

Una parte del mango había que hacerla punta e incrustarla definitivamente a base de golpes contra el suelo o una piedra.

Finalmente, para asegurarse de la firmeza del mango, la escoba se pisaba y se estiraba de él. Una vez hecha esta comprobación se procedía a recortar las ramas por igual con el hacha, y ya estaba lista para su utilización.

Utilidades

La escoba de brezo era un utensilio de lo más práctico, además de resistente poseía una larga duración. Eran suficientes cinco o seis para todo el año, uno de los usos principales era el de barrer las eras después de recoger la parba, asimismo para barrer las cuadras; ya por dentro de la casa se utilizaban escobas de otra clase más finas. Blas y Atanislao de Reocín de los Molinos, hacían muchísimas en invierno que luego vendían.

A pesar de la implantación de los plásticos en la vida cotidiana, el uso de esta escoba todavía sigue sobreviviendo para barrer el corral, e incluso el césped menudo del jardín.

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LIRONES Y BRAGAS DE CUCU

LIRONES y BRAGAS DE CUCU

Las primeras flores, en Arcera y sus vecinos nº 5, verano 2001

Las «Bragas de cucu» y los «Lirones» son las flores que dan la primera alegría a nuestros prados, y por lo tanto las anunciadoras de la primavera.

 

BRAGAS DE CUCU

La «Braga de cucu» es una prímula, palabra procedente del latín que significa «primera». En Arcera podemos ver dos especies de prímulas silvestres, de las ocho que viven en España, en concreto la «Braga de cucu» es la «prímula veris». La podemos encontrar en el mes de Abril ya en gran abundancia por los prados de siega, aunque prefiere los matorrales, linderos de los prados y linderos del bosque.

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Prímula veris: Sus flores amarillas tienen un intenso perfume,

cada flor tiene cinco pétalos y cinco manchas naranjas en su garganta.

 

La otra prímula es muy similar a la anterior, pero no es tan conocida, ya que su hábitat preferente ya es dentro del bosque y matorrales más sombríos. No tiene un nombre vulgar de referencia en el pueblo, pero fuera, la suelen llamar «Manguitos» y es la «Prímula elatior». Difiere de la anterior en que el color de sus flores es de un amarillo más débil y están débilmente perfumadas, además de que su floración es algo más temprana.

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Prímula elatior

Destacar que estas prímulas tienen asegurada la polinización de sus flores, gracias  a las abejas y abejorros, ya que florecen muy temprano antes incluso que los árboles saquen sus hojas  arriesgándose a no ser polinizadas debido a la escasez de insectos en esta época del año.

 

LOS LIRONES

El «lirón» es un narciso, y su belleza se debe a su temprana floración. En Arcera podemos apreciar cuatro especies de narcisos.

El «Lirón» (Narcissus bulbocodium) es el narciso que florece en nuestros prados de siega, una vez que ya salimos del letargo invernal, y cuando la hierba comienza a despuntar. Esta planta es de pequeño porte y estrechas hojillas, las flores tienen la forma tan característica del embudo, con un color amarillo dorado.

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Típico lirón de prado (Narcissus bulbocodium)

Otro narciso no tan visible como el anterior es el Narcissus triandrus, su hábitat preferente son los linderos del bosque y los bosquetes claros del pueblo. Su tamaño es parecido al del Lirón aunque no es tan abundante, su color amarillo es más claro y florece un poco más tarde, la flor es en forma de campanilla. Se distribuye en agrupaciones dispersas siendo fácil su localización. El bosquete de «San Pantaleón» hacia «San Marcos»(La Mata Encimera) es uno de sus lugares preferidos.

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Narcissus triandrius

Para encontrar este otro narciso ya tenemos que adentrarnos en «La Cotorra«, es el llamado «Narciso Trombón» (Narcissus pseudonarcissus), su peculiar característica frente a los otros narcisos es su gran porte, muy similar al que cultivamos en nuestros jardines. Su porte entre 30 y 50 cm de altura y sus  flores de gran tamaño y perfumadas, hace que se le considere como el rey de los narcisos.  Solo le podremos encontrar en las zonas ya claras del bosque camino a La Aldea.

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Narciso trombón en La Cotorra

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Por último existe un narciso de dimensiones reducidas, el Narcissus odoratus, una de las especies vegetales únicas del entorno. A su color amarillo le acompaña un gran perfume pese a lo diminuto que es. Su lugar preferido son las zonas rocosas de “El Montezucu”.

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Narcissus odoratus en El Montezucu

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ARCERA Y EL LOBO: ORDENANZAS DEL CALLEJO DE LOBOS Y CUENTO DEL LOBO DEL CULO PELAO

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ORDENANZAS DEL CALLEJO DE LOBOS DEL CONCEJO DE LOS CARABEOS 1794

(…) Eso me hizo recordar un texto con el que tuve oportunidad de trabajar hace ya un tiempo. Uno de esos documentos achacosos, ajados por el tiempo, con folios que crujen al pasarlos y, sin embargo, aparecen perfectamente conservados cientos de años después de haberse escrito (supongo que sobre esto se podría sacar alguna enseñanza, pero ese es otro tema). Eran las Ordenanzas del callejo de lobos del concejo de Los Carabeos, fechadas en el año 1794.

Los callejos de lobos eran muy frecuentes en la Cantabria histórica. Básicamente hablamos de trampas en forma de cuña que se iba estrechando cada vez más hasta terminar en un foso. Diferentes batidas de vecinos (porque la caza de los depredadores era una actividad vecinal, que se llevaba a cabo por todos y en beneficio de todos) iban aventando jaurías, dirigiéndolas a la trampa, espantándolas para que huyeran en dirección al pozo de su final. Una vez allí los animales eran alanceados y dados muerte. De estos «cepos tridimensionales» aun se pueden ver restos, por ejemplo, en los montes de Novales…

En esas ordenanzas que antes citaba todo el proceso aparece perfectamente delimitado, desde quién debe de hacerse cargo de la compra de pólvora para la primera parte del acoso hasta la distancia mínima a la que niños y mujeres (sí amigo, vayan quitándose de la mente la idea del matriarcado histórico en Cantabria) tienen que situarse para no sufrir daños. La hora de la batida, el lugar donde se reúnen los batidores (por si a alguien de la zona le interesa eran, respectivamente, los sitios de El Campo en Los Carabeos, el Campo de la Hoya en Riconchos y el Campo de San Roque en Arcera), el mantenimiento anual del callejo o las multas por no acudir a este oficio obligatorio están exquisitamente reguladas en este valioso documento. Y también, claro, el reconocimiento al carácter astuto, casi sobrenatural, del lobo. Que nadie encienda fuego durante las mangas, pues huirán. Que nadie quiebre rama o corte leña en día de callejo porque el lobo, el inteligente lobo, el poderoso lobo, lo escuchará, lo sentirá, lo palpará… y huirá.

Las ordenanzas concejiles fueron cuerpos legales de carácter local que durante toda la Edad Moderna y Contemporánea (y aún antes, y después) rigieron la vida diaria en los pequeños núcleos rurales de Cantabria. Cada pueblo tenía sus propias ordenanzas, e incluso algunos espacios comunes, como los callejos de lobos, contaban también con ellas. La figura del lobo aparece frecuentemente citada, con una mezcla indisimulada de temor, odio y respeto. Respeto por su perspicacia, por ese carácter casi sagrado que se le ponía de tan sutil, de tan intuitivo. Y temor por los ataques, a ganado, sí, pero también a personas, a sarrujanes, a niños. Y en muchos de esos textos se documenta, meticulosamente, el premio que tiene quien mate a un lobo. Más si es un macho adulto o una hembra preñada. Menos por cada cachorro. Más si es invierno, menos si es verano. Y etcétera. (…)

De lobos, urbanitas y filósofos. Marcos Pereda. El diario.es, 09/01/2016,

http://www.eldiario.es/norte/cantabria/primerapagina/lobos-urbanitas-filosofos_6_471462865.h

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EL CUENTO DEL LOBO DEL CULO PELAO.

Iban unas mujeres por el camino de Trasdecampo a La Aldea a las bodas del Tío Perico e iban cantando:

“Al lobo no tememos, al lobo no tememos”;

cuando en medio del camino, les salió el lobo y les pregunta:

– “¿Dónde vais?, tengo mucha hambre y os voy a comer”.

-Vamos a La Aldea muy deprisa a la boda del Tío Perico; mira que brazos tenemos, espera a que volvamos, que habremos comido bien y estaremos más gorditas”.

Al volver de la fiesta

– “Lalarararita voy pa mi casita”, les salió de nuevo el lobo:

¿de dónde venís?

De las bodas del Tío Perico.

Pues ahora sí que os voy a comer.

¡Uhiii!, mira, por ahí atrás vienen unos hombrones con unos escopetones preguntando por el lobo del culo pelao.

¡Ah porra, que yo soy!

Y echó a correr.

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