Archivos Mensuales: abril 2009
De excursión al roble de Tres pies de Arcera
Ida y vuelta 1h. 30´, tranquis tranquis
Todos los públicos, cualquier época del año
Botas de monte y un piscolabis.
Video en Youtube 2´40´´
Si iniciamos el sendero desde el Barrio de Arriba, bajamos por la carretera en dirección al Barrio de Abajo, pasada La Fuentuca, cogemos el camino de Trasdecampo a la izquierda. Si lo hacemos desde el Barrio de Abajo podemos tomar el camino de La Casa de los Pastores a Trasdecampo, o subir directamente por la Pista de los pinos. Una vez en ella y pasado Trasdecampo, enseguida encontramos un camino a mano derecha que baja en dirección al río y cuya continuación antaño era el camino tradicional de Arcera a La Aldea.
Bajamos rodeados de rebollas (Quercus pirenaica), hasta que se cruza con un pendiente cortafuegos, que protege la plantación de pino silvestre. Aquí da igual seguir adelante o tomar el cortafuegos hacia abajo, ambos van a dar al mismo sitio. Al poco se abre ante nuestros ojos una bonita panorámica del río Ebro entre La Aldea y Aroco, tramo que puede presumir de ser de los pocos, en los que no existe ninguna carretera en sus orillas, por lo que posee un valor natural considerable. Desde aquí podemos observar además Loma Somera y los numerosos ejemplares añosos de roble albar (Quercus petraea), que se extienden por ambas laderas del Ebro.
Tras esta pausa, seguimos la pista y abandonamos el cortafuegos, que nos llevaría con mucha pendiente hasta el río. Paseamos rodeados de pinos silvestres, pero pronto el rebollar vuelve a ocupar su lugar. Allí podemos observar según la época del año la variada flora del bosque caducifolio: pulmonarias, heléboros, bragas de cucu (Primula veris), o los restos dejados por los animales silvestres, trepadores, picapinos, jabalíes, corzos, tasugos.
Entretenidos llegamos hasta donde termina la pista y donde existe, a mano izquierda, un laguito natural, refugio de ranas y tritones, que en verano se seca. Allí entre robles más o menos viejos, nos adentramos un poco en el bosque, hasta que nos topamos con el impresionante Roble de Tres Pies.
ROBLE DE TRES PIES
Roble albar (Quercus petraea)
5 metros de perímetro a 1m ;
Altura 13 metros;
Diámetro de copa de 12 a 13 m;
Sombra 150 metros cuadrados
Edad aproximada 250 años.
(más información en el nº 3, verano 1999 de la revista“Arcera y sus vecinos”)
La vuelta tan sólo consiste en desandar el camino sólo que ahora cuesta arriba, pero merece la pena este paseo en cualquier época del año. Si os parece poco, podéis proseguir el camino donde termina la pista hacia La Aldea, aunque en algunos puntos se ha perdido.
Excursión a la Ermita de los Remedios
SENDERO SL-S35 ARCERA-LA COTORRA-ERMITA DE LOS REMEDIOS-ARCERA
(Textos y fotos Miguel)
“En La Cotorra, la caída a la sombra aprieta un hayedo de cuento, mágico, colorista, palacio de corzos y boletos. Las hojas de las hayas, recién caídas o hechas tierra, mimarán nuestro caminar sobrecogidos”
“Caminar al sur de Cantabria. Guía turística y de senderos”, Luis E. Prieto Villazán. Mancomunidad Los Valles 2006
FICHA TÉCNICA
DURACIÓN: 3horas tranquilos, o toda la mañana si se quiere.
DIFICULTAD NINGUNA, si se acompaña de buen bocata y bota de vino.
TODOS LOS PÚBLICOS
PARA MOUNTAIN BIKE, DIFICULTAD MEDIA.
VIDEOCLIP de 3´ EN YOUTUBE DEL “SENDERO SL-S35: ARCERA, LA COTORRA, ERMITA DE LOS REMEDIOS”
Se puede combinar con el sendero al ROBLE DE LOS TRES PIES
Para esta Semana Santa os proponemos un itinerario a pie asequible para todos.
El sendero se puede comenzar bien en el Barrio de Abajo, junto al cementerio, donde existe un panel señalizador de la ruta, o bien en el Barrio de Arriba, donde encontramos una señal que nos indica la dirección hacia La Cotorra.
Nada más dejar las casas del Barrio de Arriba, encontramos, La Fuentevieja, allí hay un poste de madera con dos colores verde y blanco y una numeración, SL 35, que identifica el sendero señalizado. A lo largo del recorrido iremos encontrando este tipo de postes que nos indicarán que vamos en la dirección correcta. De todos modos, no os obsesionéis con ellos, si seguís nuestras indicaciones no tiene pérdida alguna si no abandonáis la pista. Dejaros llevar y disfrutar del camino.
Poco a poco vamos ascendiendo, dejando al oeste La Mata encimera, bosque de rebollas (Quercus pyrenaica), atravesamos zonas de prados con buenos setos que bordean el camino, endrinos, espinos albares, groselleros, etc., pasamos junto a los prados de San Marcos, siempre por la pista; nos encontramos al rato, de nuevo, con otro poste de madera, en este caso, hay que tomar la pista de arriba, de lo contrario, llegaríamos al Cercao. Esta es zona de brezales, paraíso de tarabillas y alcaudones.
Pasadas dos curvas, nos topamos con el gaseoducto, que reconoceremos de inmediato por los postes amarillos de metal que hay cada cierto tiempo. Ascendemos por “la pista del gas”, en dirección noroeste hasta el Alto de La Cotorra. Si fuésemos de frente iríamos a parar a La Fuente de la Lamosa.
Aunque hay un pequeño repecho a la solana, podemos evitar las horas duras del mediodía, madrugando con la fresca, o bien tomárnoslo con tranquilidad disfrutando de las variadas flores que van creciendo en los márgenes. Pasamos una pequeña estación de control de gas, vallada con una malla metálica y llegamos a lo más alto de La Cotorra (1.132 mts.).
La Cotorra o Cotorras, se encuentra situada en los límites territoriales entre Carabeos y Arcera, y sirve para denominar a la cumbre, pero sobre todo, para referirnos al hayedo, que ocupa la mayor parte del lugar. Desde el alto contemplamos a lo lejos, Valdeolea, Somaloma y Pozazal. La pista desciende vertiginosamente; bajamos y nos encontramos con una señal grande de madera, que marca Ermita de los Remedios hacia la derecha y que nos introduce de repente en la siempre refrescante y misteriosa sombra del hayedo.
Hay que reconocer que es fácil perderse bajo las hayas todas iguales, no hay que tener por ello miedo, sino dejarse llevar por el camino que entre las hojas se intuye, siempre en dirección noreste. Sentirse perdido tiene ese halo de aventura que desaparece en los caminos bien señalizados, pero siempre con la tranquilidad de que tenemos en la mochila un buen bocadillo y la cantimplora llena, e incluso el móvil (aunque apagado) por si las moscas. Si perdemos el camino de los postes señalizados, lo más seguro, es salir hacia el norte, hasta los prados de Los Carabeos, para seguir el lindero entre el bosque y los prados en dirección Este.
Bajo las hayas la hojarasca lo cubre todo y el sotobosque es escaso debido a la poca luz que dejan pasar. Pese a todo, las raspaneras van extendiéndose como un amplio colchón por el suelo desde hace ya tiempo que las cabras abandonaron el lugar. En los altos donde la solana deja paso a la umbría, las rebollas son altas y derechas en su competecia por la luz con las hayas. El límite entre el robledal y el hayedo se encuentra bien marcado; bajo los robles crece un variado sotobosque y una alfombra siempre verde de hierba fresca. Allí los duendes del bosque no tienen sombrero, pero intuimos su presencia por las camas y excrementos dejados en la hojarasca. Nos sentimos observados y oímos duplicar nuestras pisadas. Al parar de repente, se han podido escuchar sus pisaditas unos segundos, hasta que él, se ha parado también. Inmóviles ambos, tras un tenso silencio, de nuevo reanuda su camino, escudriña, sin embargo, desconfiado entre los troncos; ha visto algo extraño y esta vez nos ha descubierto, de dos brincos se pierde en la espesura y el silencio vuelve de nuevo al bosque.
En el hayedo crecen además especies de hongos, setas, líquenes y musgos, que suplen la falta de luz, con la humedad de la umbría. Prímulas y narcisos se apresuran a florecer antes de que los árboles abran sus hojas. Y el acebo ante vecinos tan esbeltos prefiere extenderse más a lo ancho que a lo alto.
Siguiendo los postes de madera nos damos de bruces con La ermita de Los Remedios. Cerca se encuentra La Fuente del Ermitaño donde se puede hacer un alto para comer y beber.
La Ermita de Nª Señora de Los Remedios, es pequeña pero llena de encanto, por encontrarse en tan bucólico lugar, posee cabecera cuadrada románica de sillería bien labrada que es lo que mejor se conserva, tiene ventanas abocinadas y poseía un hermoso arco ojival con guardapolvos que fue robado unos años antes de su restauración.
La vuelta es mucho más fácil y para evitar volvernos a perder y algún que otro arañazo, es preferible salir a la carretera. Pasamos la línea de Alta tensión, por la pista a través de los prados de Carabeos hasta la carretera. Bajamos hacia la derecha en dirección a La Aldea, tras un par de revueltas cogemos la «pista de los pinos», que nos llevará de nuevo a Arcera.
Aunque la vuelta aún es larga, tenemos la tranquilidad de seguir un camino, más o menos descansado en su recorrido, pese a que nos dé el sol de cara. De allí, se contemplan bonitas vistas del monte Bigüenzo, de La Aldea, de Loma Somera y de los meandros que hace el Ebro en el Fondo del valle en la zona conocida como La Vega.
Llegados a Trasdecampo, si seguimos por el camino hacia La Casa de Los Pastores llegaremos al Barrio de Abajo y si cogemos el camino de Trasdecampo llegaremos al Barrio de Arriba, a través de un bonito camino rodeado de rebollas y muros de piedra; aunque pensándolo mejor, no nos vendría mal refrescarnos, con un buen trago en La Escuela, cuando se inaugure su ampliación.
Si aún tenemos fuerzas y ganas, podemos combinar esta ruta con el sendero al Roble de los Tres Pies.
¿Alguien quiere una casa en Arcera? Se vende…
¿Alguién quirere casa en Arcera? No, no es que sea mía y la ponga en venta… simplemente vi el cartel y le hice la foto… Yo personalmente prefiero una casa independiente y con jardín, pero oye, para los gustos se hicieron los colores.
Las Obras de la escuela de Arcera
La primera fase de las obras de la escuela ya han concluido, se ha ampliado el edificio y echado el tejado. Ahora debemos esperar a la siguiente subvención para poder terminar de adecentar nuestro centro de ocio, tanto por fuera como por dentro.
De momento esta Semana Santa no hemos podido reunirnos en La Escuela, pero para cuando el tiempo mejore se espera, que aunque no estén las obras terminadas, se adecente un poco el interior y se pongan unas mesas para poder echar las partidas.
Detalle de la techumbre de la Escuela
Proximas obras en Arcera
Se espera que a lo largo de este año se realicen obras en la carretera de Arcera de asfaltamiento y cunetas. También se arreglará ¡por fin! la carretera de Valdeprado, que ya le hacía falta.
La Semana Santa «de nuestros padres»
En Arcera, el miércoles Santo se cantaban las TINIEBLAS. Por la tarde se encendían todas las velas de la iglesia. En cada Salmo o Sagrada Escritura se iban apagando velas hasta que al final no quedaba ninguna encendida. Entonces tocaban los chavales dentro de la iglesia las ranas y matracas.
En Jueves Santo (y viernes Santo), tapaban todos los Santos de los Altares con un paño morado y ya no se tocaban las campanas, porque el Señor había muerto. Tampoco se tocaba música, ni se bailaba, solo se oía el ruido de las ranas o las matracas, que solían tocar los chavales para los Santos oficios.
Este día tenía lugar la procesión del Santísimo, solemne ceremonia que se celebraba en el interior de la iglesia de la Santa Cruz, y en la que se llevaba bajo PALIO del Altar Mayor del que antiguamente ocupaban la Virgen del Rosario y hoy en día, la Inmaculada.
En primer lugar iba, la cruz parroquial cubierta con un paño morado, a los lados los faroles y atrás el cura bajo Palio, con los monaguillos a cada lado.
El cura iba vestido con las prendas de rigor para el momento, que consistían en amito, alba, cíngulo, estola, que iba cruzada en el pecho, capa pluvial y sobre ésta, otra blanca con la que tapaba el Santísimo. El cura llevaba la llave y se cantaba el “Veni Creator”.
Se hacía el Via Crucis, en la iglesia, cada uno con su misal haciendo lo que correspondía en cada cruz.
La noche de todos los Santos, al día de los difuntos, los mozos del pueblo tocaban las campanas “a muertos” durante toda la noche. El pueblo les regalaba un cordero u oveja y vino, lo preparaban esa noche y lo cenaban, mientras se turnaba normalmente de dos en dos para ir a tocar las campanas: “ blon – blon – ton – tin – tan – tin – tin – tin – tin – tan – tan – tin – tan – tin …” van aumentando el ritmo hasta dar con las dos campanas al mismo tiempo y paraban. Al rato volvían a repetir, se tocaban de 3 a 4 veces.
No faltaron las bromas que se gastaban entre los mozos. Algunos mientras los otros tocaban se cubrían con una sábana y se escondían en el primer piso del campanario para asustar a los otros cuando bajaban. En otras ocasiones clavaban velas encendidas en una calavera auténtica y las ponían en el pórtico. ¡Y dicen que los jóvenes de hoy tenemos malas ideas!.
El domingo de Pascua los chavales iban a San Pantaleón o a las eras de “La Costana” a comer rosco con chorizo y panceta.